Monday, October 19, 2009

Aplicación del Primer Principio

Descartes trató de aplicar su Método a su vida, aquí hay un ejemplo:

"El primero era obedecer las leyes y costumbres de mi País, constantemente siguiendo esa Religión que por gracia de Dios se me había enseñado desde mi infancia. Y en todas las demás cosas portarme bien de acuerdo a las opiniones más moderadas y que estuvieran más lejos de los excesos, que en la práctica se podían observar por los Hombres más juiciosos, entre los cuáles yo iba a vivir: Empezando en ese mismo momento por considerar mis opiniones como nada, porque las podría poner todas a prueba, Tenía confianza que lo mejor que podía hacer es seguir las más profundas; y aunque tal vez haya hombres tan entendedores entre los Persas, o Chinos, como entre nosotros, pensé que era más adecuado regularme por aquéllos entre los que viviría, y que yo más ciertamente podía conocer cuáles eran sus opciones, yo más bien debería observar lo que practicaban, después lo que enseñaban. No sólo por la razón de la corrupción de nuestros modales , hay pocos que dicen todo lo que piensan, sino también porque son diferentes y son ignorantes de tales diferencias; pues por el acto de pensar por el cuál creemos algo, es diferente de aquél por el cual sabemos que lo creemos, con frecuencia tenemos uno sin tener el otro. Y entre diversas opiniones recibidas igualmente, yo sólo escogí las más moderadas, también porque son las más adecuadas en la práctica, y probablemente las mejores, todos los excesos comúnmente son malos; También para errar lo menos del camino correcto, si acaso lo perdiera, entonces si escogí uno de los extremos, puede suceder que sea el otro el que debería haber seguido. Y particularmente puse entre los extremos, todas esas promesas por las cuáles, de alguna manera restringimos nuestra libertad. No porque yo desaprobara las leyes, que para curar las inconsistencias de las mentes débiles, nos permiten cuando tenemos algún buen diseño, o si no para la preservación del Comercio, uno que es sólo indiferente, en jurar o firmar contratos, que nos obligan a preservar en éllos: Pero como no vi nada en el mundo que permanezca en el mismo estado; y formando mi propio particular, me prometí perfeccionar más y más mi juicio, y no afectarlo, me hubiera considerado culpable de una gran falta contra el entendimiento correcto, si porque yo entonces aprobaba cualquier cosa, yo mismo me comprometía después a aceptarla como buena, cuando tal vez lo dejara de ser, o yo hubiera dejado de pensar que lo era."

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